lunes, 28 de octubre de 2013

Finales de Octubre como a principios de Julio.

Sí, estos últimos días de Octubre están siendo alarmantemente calurosos y muchos se preguntan por qué.

En realidad no es nada que no sepamos ya y que no llevemos tiempo sintiendo, especialmente a lo largo de la última década, pero este año se ha visto especialmente acusado.
Nos referimos al cambio climático, una realidad por mucho que Rajoy y su primo quieran negarlo.

El calentamiento de la temperatura media global del planeta, proceso natural que se ha visto sobreacelerado en las últimas décadas con la industrialización, la masiva deforestación y el envío a la atmósfera de gases contaminantes que han generado el efecto invernadero (efecto que generan los gases pesados como pantalla que permite que el calor solar entre en la tierra pero que no salga), es la causa principal de que estemos teniendo temperaturas veraniegas bien entrado ya el otoño. [En Barcelona no se registraban unas temperaturas de 28 grados o más en Octubre desde hace 73 años].

Si a eso se le añade que este año las borrascas están pasando mucho más al sur de lo que acostumbran a pasar [las borrascas o bajas presiones que ayudan a la formación de nubes, son movidas por los movimientos de aire que la tierra genera al girar, alimentados por los océanos e incluso por la órbita lunar], las temperaturas son mucho más altas de lo normal.
Los vientos no son tan fríos como cuando las borrascas proceden de Islandia, sino que pasan de Irlanda hasta el interior de nuestra península, en la que descargan y cuyas nubes no alcanzan la costa mediterránea. Una muestra de ello es que este año no hemos tenido el fenómeno de "la gota fría", grandes tormentas acompañadas con viento frío que suelen anegar barrios y desbordar ríos.

Aunque no muchos expertos se han pronunciado al respecto, ya hemos empezado a detectar que los inviernos no son inviernos como tales, como recordábamos, sino que ahora los inviernos son más cortos y únicamente se alcanzan temperaturas bajas cuando nos llega viento polar o siberiano. Es decir, que tenemos invierno a intervalos, no como una estación en sí.

La brusquedad con la que cambia el tiempo, el clima, las estaciones, está acabando con las estaciones de tránsito como la primavera y el otoño para dar paso a dos únicas estaciones, un verano caluroso y lluvioso y un invierno seco y suave.

Esto, sumado a la prolongación del verano, nos deja paisajes de árboles de hoja caduca verdes entrando en Noviembre, algunas aves que aun no han empezado su migración y mucha gente sin saber si llevar manga corta, larga, ir a la playa o echarse hielo en el refresco. Los que se aventuraron a guardar la ropa de verano deberán repetir la misma acción en una semana, cuando climatológicamente entrará por fin el otoño.

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