martes, 1 de octubre de 2013

Templo expiatorio de la Sagrada Familia, Barcelona.

El Templo expiatorio de la Sagrada Familia es la obra maestra del arquitecto catalán Antoni Gaudí, empezada en 1882 y aun en construcción.

Vista de la fachada del Nacimiento, construída mientras Gaudí seguía en vida.

Gaudí empezó el proyecto a los 31 años y le dedicó exclusivamente todo su esfruerzo en los últimos quince años de su vida.
Aunque al principio el proyecto fuera dirigido por Francisco de Paula del Villar y Lozano durante el primer año, con la idea de construir una catedral neogótica, por desavenencias con Joan Martorell, asesor de Josep María Bocabella, promotor de la obra, finalmente renunció a continuar. El mismo Martorell recomendó a Gaudí para que continuara el proyecto. El arquitecto de Reus modificó el proyecto, al que iba planteándole nuevas remodelaciones a medida que iba construyéndose, sin tocar la cripta, ya construída, y sobre la que se yergue el templo.


Verticalidad interior proporcionada por las largas columnas que se reparten entre la nave principal y el transepto. La primera imagen corresponde al transepto, en dirección a la fachada de la Pasión. (Fachada muy criticada por la contemporaneidad de las figuras del escultor Josep María Subirachs, que contrastan llamativamente con el resto del estilo de la catedral).
La segunda imagen es el interior de una de las columnas, por la que se puede subir desde el interior al exterior, hasta las partes más altas de la construcción.


Detalles de los vitrales, empezados a colocar entre los noventa y principios del dos mil.


Cripta, vista desde arriba, desde la misma planta principal del Templo de la Sagrada Familia.
Un incendio por parte de los grupos anticlericales durante la guerra civil española provocó la desaparición de la mayoría de los planos y proyecciones de Gaudí de su obra maestra, así como la mayor parte de su taller.


Detalle de un pie con forma de tortuga de columna de la fachada del Nacimiento, muy característico de la arquitectura orgánica de Gaudí.


Fachada del Nacimiento.


Una de las esquinas al paso hacia la cripta.


Tumba de Antoni Gaudí, en el interior de la cripta.



La primera imagen, nave principal con vista al ábside. En el techo se puede comprobar como se abren las oquedades en las que van proyectadas las dos torres más altas de la catedral, una dedicada a la Virgen María y otra, la mayor, de 170 metros de altura, a Jesús.
Estas torres estarán rodeadas por cuatro torres algo más bajas, representando a los cuatro evangelistas.
El resto de torres, 12, repartidas en las entradas de la catedral, representan los doce apóstoles.
La segunda imagen corresponde al techo de la cripta y las columnas sobre el que descansa.



Y así quedará, según estiman, en el 2026, acabada finalmente. Lo que aparece como dorado en el dibujo es la parte construida. En gris, lo que aun está por construir.


Y la pregunta es la siguiente:
¿Si han tardado en construir el 65% o 70% de la catedral en 131 años... cómo esperan construir el 30/35% restante en solo 13 años?
O quizá debiéramos planteárnoslo de otro modo. ¿Si son capaces de acabarla en 13 años, qué pasó con los 131 años anteriores?
Aquí expongo algunas cosas que podrían ser claves:

El incendio durante la guerra civil de los proyectos de Gaudí supuso un duro golpe para la catedral, cuya construcción permaneció estancada 11 años, del 1933 al 1944 aproximadamente, fecha en la que acabaron de redirigir la proyección y volver a formar el equipo de arquitectos.

Muchos, especialmente voces procedentes de la iglesia, alegan falta de fondos para pagar la construcción (sometida a constantes revisiones y rehabilitaciones). Sin embargo, teniendo en cuenta que la visitan hasta 3'2 millones de personas, y que la entrada cuesta unos 15 euros, haciendo un total de 48 millones de euros al año, 480 millones de euros en diez años... no parece ser el motivo real. Si a eso le añadimos los constantes donativos que van cayendo a sus arcas... más que motivo poco probable, deja de ser directamente motivo de retraso.

Últimamente, la razón más comentada por la que la construcción se ha prolongado tanto en el tiempo es la de que el efecto llamada de una catedral inacabada, cuya construcción sigue prolongándose por el tiempo, y aun teniendo los medios y los fondos suficientes para acabarla sigue sin estar concluída, es mucho mayor que la inquietud que pueda generar una catedral finalizada.
El estar sin acabar, constantemente en proyección y construcción, deja ese halo enigmático, romántico y místico que tanto atrae a la mayoría, y cuyo turismo aporta a la ciudad condal millones de euros de beneficio.

El efecto llamada que puede generar el anuncio de la finalización en 13 años de esta catedral que lleva 131 en construcción puede ser mucho mayor, por lo que la propaganda lanzada cada año, con un nuevo año de finalización, mueve a unos y desalienta a otros.


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