martes, 22 de abril de 2014

Ávila y Collado de Contreras. Ecce Vilae!

Bien es cierto el dicho ¡ancha es Castilla!, pues por Ávila, mirase por donde se mirase, se extendía la meseta como un manto verde de kilómetros y kilómetros de cebada, centeno y colza.

Por fin crucé al oeste de Madrid y me topé con la tierra milenaria, con la cuna de Santa Teresa de Jesús (Ávila) y de San Juan de la Cruz (Fontiveros).
Extenso terreno de contemplación y trabajo, de ora et labora, de pequeños pueblos interconectados por caminos y carreteras y anchos campos de siembra que te hacen perder la mirada sin encontrar una sola montaña (quizá alguna lejana sí).

Y para empezar:
Ávila.

Ciudad enmurallada que vio el paso de romanos, visigodos, musulmanes y finalmente castellanos. Sus murallas de estilo románico datan del siglo XII al XIV.

Puerta principal de Ávila.

Debajo, la catedral del Salvador, construida entre el siglo XI y el XV. Su ábside forma parte de la muralla.


File:Cimorro Catedral Ávila.jpg
Ábside de la Catedral del Salvador.

Y la Basílica de San Vicente, extra muros, de los siglos XII y XIV. Una de las piezas más bellas y simbólicas, junto a la muralla y la Catedral, de la ciudad.


Pero la joya más bella de la provincia de Ávila estaba más al norte, a unos 43 kilómetros.

Collado de Contreras.

De unos 240 habitantes, no es solo un pueblo, es un centro de vida, es un lugar de reunión y paz, un lugar de trabajo y calma, contemplación y redención, de culto y de mayúsculo esplendor.

Al poco de llegar, alguien ya me hizo conocer su preocupación por el posible plebiscito que se celebrará para decidir si se quiere que Catalunya sea un Estado independiente, pero el resto de habitantes preferían no polemizar sobre esos asuntos, al menos mientras durase mi visita.

La verdad es que sus gentes son personas amables, alegres y vitales. Estando allí durante cuatro días apenas no oí ningún achaque, y todo parecía funcionar con la precisión de un reloj suizo.
Los campos, sembrados, el ganado alimentado, dos tiendas (no me quedó muy claro dónde situadas) y dos bares, mantienen el trabajo y ocio de los pobladores bien colmado.
La mayor parte de la juventud del pueblo, no obstante, se ha decantado por estudiar carreras universitarias o buscar trabajo en grandes ciudades, cercanas, como Valladolid, Zamora, Salamanca o Madrid, o más distantes, como Barcelona (agradecido estoy porque una de sus jóvenes mozas [la más hermosa] haya acabado por mi tierra).

La iglesia situada a uno de los extremos del pueblo es el núcleo de la actividad espiritual del lugar, donde un sacerdote actualiza la iglesia a nuestros tiempos, pasando power points para acercar la fe cristiana a los más jóvenes.

A continuación, imagen de la Calle Larga con la Iglesia al fondo.




Y lo que más me gustó fue poder compartir esos cuatro días con su gente, incluso trabajando en sus tierras (si bien pude una mañana echar una mano a la familia de mi novia colocando tubos para el riego del campo... en la medida que me fue posible).







Fue una labor dura, pero la recompensa de un buen guiso de la madre de mi novia fue más que reconfortante. ¡Qué bien cocinas Beatriz! ¡Y qué bien criados tienes a los corderos Juan Carlos! (y los dos, qué bien criadas tenéis a vuestras hijas). ¡Y qué encantado me vengo del pueblo!

Pues eso, que más que un pueblo, es un centro de vida. Es un lugar, con Fontiveros, Fuente el Sauz, Arévalo (capital de comarca, con casi 8.000 habitantes, el pueblo más grande de Ávila) o la misma Ávila (59.000 habitantes), que merece ser visitado.


Ovejitas de Juan Carlos

La llanura de la zona permitía ver terreno a kilómetros de distancia sin que la vista fuera obstaculizada por ningún accidente orográfico.




Una de las calles de acceso al pueblo desde el campo (o de salida al campo).





Vista de Collado de Contreras desde el camino de acceso al campo.




 Terneritos posando.



 Una bella foto de sombras en la tierra fértil.





 Collado al fondo.






Y al otro extremo del pueblo, una laguna con patos que no tuve buen atino a fotografiar.

 Y si pudiera escribir todo el agradecimiento a la gente de Collado de Contreras por su recibimiento y su simpatía, me dispondría a hacerlo sin caer en la cuenta del sinfín de horas que se me acumularía hablando de ellos, pero ni el espacio ni el tiempo me son favorables para tan aprecio que les guardo, pues constancia de ello quería haber dejado.

Gracias a todos los habitantes de Collado de Contreras y Fuente el Sauz por haberme hecho ver que un pueblo no son solo 4 calles, unos campos y animalicos pastando, sino que son un grupo de almas y corazones que engrandecen la tierra por chica que parezca.

Con todo mi aprecio, Diego García "el catalán".

4 comentarios:

  1. me gusta, me ha emocionado

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    1. Muchas gracias. La verdad es que yo mismo me emocionaba a medida que iba escribiendo y recordaba las sensaciones vividas.

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  2. Vas ha ruborizar a toda la Moraña

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    1. Solo doy a La Moraña lo que La Moraña me ha dado a mí. Y aun quedo en deuda.

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