miércoles, 13 de agosto de 2014

Hacia rutas salvajes 5: París, mon amour! Oui, ma cherie!

Decir que París tiene el quinto núcleo urbano más poblado de toda Europa con 2.250.000 habitantes y la segunda área metropolitana más poblada del continente con 12.500.000 habitantes sería reducir la ciudad a cifras e insultar la belleza y esplendor imperial que tiene, cuya seducción atrapa a aquellos que quieran visitarla solos o enamora aun más a aquellos a quienes van acompañados.

París no es otra ciudad u otra capital europea. París es París, el París que todos pensamos y tenemos en mente, cuya evolución ha pasado casi inadvertida por las majestuosas y amplias avenidas del plano radial de la ciudad.
De cada monumento, como arterias de un corazón, salen grandes avenidas que recorren la ciudad.

La capital francesa tiene un rinconcito especial con encanto para cualquier persona de este mundo. Desde grandes avenidas con deslumbrantes monumentos, hasta parques, jardines, callejuelas, escalinatas, paseos frente al río Sena o pequeñas terracitas en esquinas emblemáticas. Si vas acabas enamorado/a de un trozo de París en particular y de toda la ciudad en general.

La ruta por París empezó en Porte Maillot, que fue donde nos dejó el autobús que venía del aeropuerto de Beauvais a 88 km. al norte de la ciudad.
Al llegar, me topé con la torre del hotel Hyatt Regency Paris Etoile, pegado al Palacio de Congresos de París, y por su parecido con la Torre Montparnasse, las confundí en un principio

Hotel Hyatt Regency Paris Etoile en Porte Maillot

Allí mismo tomamos la línea 1 de metro hasta Champs Élysées, y en esa parada hicimos transbordo a la línea 13 (el metro de París cuenta con 14 líneas de metro, que comunican muy bien toda la ciudad y cuyas paradas están muy cerca las unas de las otras. Además, la ciudad alberga 7 u 8 líneas de trenes de cercanías "RER" y unas 4 o 5 líneas de larga distancia y alta velocidad). Salimos finalmente por Guy Môquet, en el barrio de Montmartre.

Montmartre es uno de los barrios con más aspecto parisino de los que tiene la ciudad.
Los bohemios hacían vida en ese barrio de pintores y marginados del siglo XIX y XX, en el que se mezclaba el arte con el placer especialmente visual de los cabarets.
El barrio está situado en una colina, por lo que muchas de sus calles tienen una pronunciada inclinación. Está coronado por la basílica del Sacré Coeur, una de las más hermosas de París.

Boca de Metro de Guy Môquet

Plaza con edificio parisino 100%

Una de las cuestas de Montmartre

Calle por la que pudo rodarse una escena del corto "c'etait un rendez vous".

Teatro de variedades, cabaret burlesque, en Pigalle

Bonitas fachadas de tiendas en el sur de Montmartre

Calle de Montmatre

El Moulin Rouge

Esquina con encanto


Café con encanto
La siguiente fotografía tiene un valor añadido para mí. El rincón que refleja (y el que no sale porque es desde donde se tomó la foto) es uno en el que pasamos gran parte del último día, pues fuimos después de visitar el Sacré Coeur, y algo cambió a partir de entonces...
En el café de la imagen, en la terraza, nos paramos a tomar un pequeño desayuno que consistía en una crepe dulce, un zumo de naranja y un café. Era una oferta de desayuno que costaba unos 6 euros (por separado, el café ya valía 4'5 euros, el zumo unos 5 o 6 y la crepe a saber... tomar algo en París es caro, el café no baja de los 3'5 euros). Aconsejable desayunos programados de ofertas.

La foto fue tomada desde el restaurante tradicional francés La Villa Poulbot. Lo recomiendo. Tienen un menú de 9'90 € y otro más rico de 12'5 €. Recomiendo el de 12'5€. Puedes elegir entre milhojas de aguacate con salmón, ensalada, pasta... y de segundo, poulet (pollo) con no sé qué salsa de champiñones con guarnición (papas fritas), magret de canard (nosequé de pato) con confit de manzana... vaya, que está rico. Eso sí, la bebida, cara. Un quinto (botellín) de cerveza, 4€, una botellita de 33 cl. de agua, 3'5€. Y se supone que si pides agua te traen del grifo y no se paga... (para echarles de comer aparte a estos franceses).

Te recuerdo sentada frente a mí. Disfrutando como yo del aire de París, de las calles, del sabor, y tus ojos veían otra parte del lugar, pero bajo la misma perspectiva. Estábamos en el mismo sitio, a la misma hora, en el mismo escenario, iluminado por un radiante sol y amenazado por unos hermosos nubarrones.

Uno de los rincones que tuvo más encanto para mí
 Y finalmente el Sacré Coeur... el obrador de milagros... la maravillosa basílica. El último día, el cuarto, antes de visitar el que se convirtió en uno de mis rincones preferidos, entramos a esta maravillosa basílica de finales de siglo XIX y principios del XX. Una vez dentro, Cristina y yo decidimos ponerle una vela al Sacré Coeur de Jésus y pedimos un deseo... Cuatro horas después el deseo empezó a lanzar manifestaciones de que se estaba cumpliendo y en cuatro días el deseo se cumplió. Animo a todo el que vaya a París pase por el Sacré Coeur a dejarle una vela y pedir un deseo.

Vista desde el pie de la basílica del Sacré Coeur

Vistra frontal de la basílica del Sacré Coeur
Al suroeste del Sacré Coeur se alarga el Boulebard de Clichy, en el que había un local semejante a un teatro donde se jugaba aquella semana las finales del Starcraft 2, un videojuego cuyo torneo  reunía a jóvenes expertos (viciados) de todo el mundo.
Bajando en dirección al Sena, la Rue de Blanche llevaba hasta la plaza en la que se encontraba la iglesia de la Sante-Trinité, de mediados del siglo XIX.

Iglesia de la Santa Trinidad, París
Continuando hacia el sur, unos grandes almacenes se extienden por una avenida con mucho encanto. Se trata de las galerias Lafayette y el Printemps, así como el Harrods británico o El Corte Inglés español... pero con mucho más glamour, claro.

Exterior de las Galerías Lafayette

Interior de las Galerías Lafayette
Almacenes Le Printemps
Y claro, justo una calle más abajo, siguiendo hacia el sur, hacia el Sena, la majestuosa Ópera Garnier, hecha construir por Napoleón III en 1875 de estilo neobarroco.

Ópera de París
Hacia el suroeste, de nuevo caminando más hacia el oeste, quisimos visitar el templo-iglesia de La Madeleine. Construida entre el s.XVIII y XIX, de estilo neoclásico. 



Y cuando pasábamos por una de las calles comerciales más elitistas de Europa, por la Rue de Saint Honoré (en la que hay vigilantes por las calles para que ni se practique la mendicidad), cuando nos decidíamos a ir hacia el Louvre y Notre Dame, en los jardines de Les Tuileries, frente al Sena, entre el Louvre y la avenida de Les Champs Élysées, un parque con atracciones y una inmensa noria se nos apareció entre las calles de París. Subirse a ella fue irresistible.


Jardin de Les Tuileries


Louvre

Vista de Les Tuileries y Tour Eiffel de fondo

Vista de Montmatre y Sacré Coeur

Norte de París.

Este de París, Louvre en primer plano y Notre Dame al fondo.
Vista de Les Tuileries, Rue de Rivoli, Champs Élysées y La Defense al fondo
La Avenida de Les Champs Élysées es la más cara de Europa, con una renta anual de 8.500 euros por metro cuadrado. La avenida va desde el Arco del Triunfo al oeste hasta el Louvre en el centro de París. Aun más al este se prolonga hasta llegar a Porte Maillot y el Palacio de Congresos (punto de partida), pero con otro nombre, con el nombre de la Avenida de la Grande Armee.

Avenida de Les Champs Élysees, con el Louvre de fin
EL LOUVRE

El Louvre no siempre fue un museo, ni mucho menos. Fue residencia de reyes, palacio de emperadores y castillo medieval antes de que existiera la tan famosa imagen de la pirámide de vidrio del arquitecto Ieoh Ming Pei bajo el mandato de François Mitterrand en el 1989.

Por el siglo XII sirvió de castillo y los grandes señores feudales y posteriormente los reyes fueron habitándolo. Así, la parte más antigua del Louvre en el exterior es el patio cuadrado, ya que en el subsuelo aun quedan muros del antiguo castillo bajo los cimientos del actual Louvre.

Posteriormente, Francisco I, y luego Enrique II, esposo de Catalina de Medici, hija de Lorenzo de Medici (mecenas del arte renacentista italiano), se encargarían de ordenar el diseño del palacio del Louvre renacentista, con nuevos pabellones que se extendían hacia el oeste. Enrique IV acabaría la labor en su reinado entre 1589 y 1610.

Es Enrique IV quien construye el Pont Neuf (puente nuevo) que une el resto de la ciudad con la isla de La Cite, en el Sena. Es en esa isla del Sena donde los parisios  (parisii en latín) , una tribu de pescadores celtas fundaron la ciudad que se iría extendiendo a lo largo de los siglos hasta la actual París. En tiempos de Julio César, Lutetia Parisiorum.

El Pont Neuf, a pesar de su nombre, es el puente más antiguo de París sobre el Sena. También es el puente más largo de la ciudad, 232 metros. 

El palacio del Louvre dejaría de ser residencia real cuando Luis XIV, el "rey sol", hacia el 1660 decide trasladar la corte a Versailles, alejada de las revueltas y tumultos de la capital en los que parte de la nobleza estaba implicada. Así, el rey tendría más controlados a los suyos.

En la imagen se ve la grandeza del Louvre. A la izquierda el patio cuadrado, espacio cerrado, ya que el resto quedó abierto por el incendio de las tullerías en las revueltas de La Comuna entre 1871 y 1872.


En el centro, El Louvre con los jardines de Les Tuilleries
Sobre la controversia de las pirámides del Louvre hay para todos los gustos. 
Las pirámides fueron construidas para favorecer el acceso al museo, que cuenta con millones de visitantes durante el año. La modernidad del estilo de las pirámides no gustó a todos, ya que no queda acorde con el resto del edificio.
Unos explican que fueron construidas por afinidad con Egipto, que también podría ser para pedir perdón por el expolio del arte egipcio llevado a cabo por los franceses a lo largo de los años.
Otros especulan con la idea de que Mitterrand era masón y que las pirámides responden a un orden geométrico cuyo significado, entre la gran pirámide y la invertida, que simbolizan a Jesús como donador y María Magdalena como portadora, el lugar en el que se encuentra el Santo Grial, que vendría a ser la deformación de la palabra "Sangreal" (sangre real), que continuaría con la dinastía de reyes hebreos por parte de Jesús (rey de reyes), y que continuarían los merovingios. Gran parte de culpa de esta extendida creencia la tiene también la novela de Dan Brown "El código Da Vinci", en la que, dicho sea de paso, explica que las pirámides constan de 666 paneles de vidrio (número de la Bestia, Satán), mientras que desde la presidencia del museo se insiste en que son 673 los paneles.

Lejos de teorías extrañas, el museo da cabida a 9 millones de visitantes al año.

Siguiendo con el paseo y alejándose de historias, hacia el este (en dirección de l'Ile de la Cité) nos topamos con callejuelas que guardaban patios con arcadas y la biblioteca nacional, al norte, por el centro de la ciudad, antes de llegar al Centro Pompidou, museo de arte moderno de París.









Y la torre de Santiago antes de cruzar hacia l'Ile de la Cité.


Más al norte, el edificio de la Bolsa de Comercio de Francia, en un parque con un pequeño jardín colgante, antes del Foro de Les Halles (que albergará un gran centro comercial, de ocio y cultura).


Justo detrás, hacia el oeste, la Iglesia de San Eustaquio, una de las más visitadas y hermosas de París. De los años 1532 al 1637.


El centro comercial de Les Halles, antiguo mercado cubierto, en obras.


Y el centro Pompidou, diseñado por el genial arquitecto Richard Rogers (que cuenta con otras obras como la T4 de Madrid Barajas [aeropuerto Adolfo Suárez], el centro comercial Arenas de Barcelona y el Hotel Hesperia en Hospitalet del Llobregat, Lloyd's o el Millenium Dome en Londres, entre otras). El centro se construyó entre el 1972 y el 78.



En una de sus esquinas, la que da a una placeta casi cerrada, al sur, recomiendo una crepería. Sirven un menú por 9'90€ en el que entra una crepe salada, con un poco de ensalada, una crepe dulce y sidra. La crepería se llama Creperie Beaubourg, rue Brisemiche 2, y es la imagen que viene a continuación.


Al norte, la biblioteca nacional. Y al oeste, el Place des Vosges.





Y al extremo oeste de la ciudad, donde se emplaza la moderna Ópera de la Bastilla, la plaza de la Bastilla. Allí se encuentra la columna de Julio, conmemorando el lugar del levantamiento contra la monarquía absolutista, conmemorando la toma de la bastilla, que dio fecha a la revolución francesa. Allí se levantaba la fortaleza que fue tomada y posteriormente derruida en señal de la caída de la monarquía.

Plaza de La Bastilla

Volviendo al Louvre, de nuevo al oeste, cruza el río un puente del Louvre hasta el Instituto de Francia (el equivalente a la Real Academia de la Lengua Española para Francia). A ese puente se le conoce como el Puente de las Artes, por conectar el museo con el instituto.
El puente, de hierro, está lleno de candados. Se prevé cambiar los paneles de hierro y fundirlos a causa del sobrepeso que miles, decenas de miles de candados colocados a lo largo del puente ejercen sobre la estructura. Esta fundición de hierro se llevará a cabo cada seis meses para liberar al puente de peso.

Playa en el Sena

Puente de las Artes sufriendo el legado de Moccia

Puente de las Artes con el Instituto de Francia al final

En l'Ille de la Cité, pasando por el Pont de Saint Michel, a la izquierda nos encontramos con la Gendarmerie, y a la derecha el palacio de justicia, antigua Conciergerie, en la que existe una iglesia gótica de dos plantas y la que sirvió primeramente entre los siglos X y XIV como residencia real, y después como prisión en la que se encerraban a los condenados a muerte. Allí fue encarcelada María Antonieta el 1793 antes de su decapitación.


Gendarmerie


Palacio de Justicia, Conciergerie

Concergierie con la iglesia gótica

Y, por fin, en la misma Ille de la Cité, donde se originó París, la Catedral Gótica de Notre Dame.


Un poco más adelante, la plaza de Saint Michel, con su fuente en la fachada lateral de un edificio. Tras la reforma urbanística radial de París ejecutada por Haussmann y bajo el Segundo Imperio, Napoleón III, entre 1850 y 1870, se derruyeron multitud de edificios para ensanchar los espacios y crear grandes avenidas para que, de ese modo, se subsanara también el problema de insalubridad que la ciudad padecía. En una abertura de calle quedó una fachada plana muy fea como esquina y decidieron ornamentarla con una fuente, la Fontaine de Saint Michel, en la que queda representada la lucha del bien contra el mal.

Fontaine de Saint Michel
 Siguiendo el Sena a este otro lado de la ciudad se puede ver un hermoso paseo fluvial muy recomendado. Los más valientes querrán llegar hasta el punto situado más al oeste, siguiendo el río, hasta llegar a la Tour Eiffel.
300 metros de torre de hierro se elevan para dejar impresionado a cualquiera que la pueda apreciar incluso desde la distancia. La torre se ve desde prácticamente cualquier punto de la ciudad y se construyó para la exposición universal de 1889.
El ancho de la base es de 125 metros, lo que hace que tenga un perímetro de base más grande que un campo de fútbol (para hacernos una idea, la torre no cabría en el Camp Nou o el Santiago Bernabeu).
Como anécdota, la altura ha ido variando a lo largo de los años, pues empezó siendo 300 metros, pero posteriormente se instaló una antena en la cima, siendo en 1989 su altura de 312 metros, en 1991 la altura era de 317 metros, en 1994 de 318 y finalmente desde el 2000 la altura con la antena final es de 324 metros.
La iluminación es espectacular. Ya desde su inicio contó con 10.000 lámparas de gas, sustituidas en 1900 por luces eléctricas y así han ido variando su iluminación hasta la actualidad.
Muchos artistas de la época la vieron como un armatoste inútil y un amasijo de toneladas de hierro gigantesco, pero la visión de la torre, que se iba a desmantelar tras la exposición del 1889, fue cambiando hasta el punto de convertirse en el símbolo que es ahora.
Fue durante 41 años la construcción más alta del mundo.




Yendo al noroeste cruzando el río, y luego al noreste desde Trocadero, se encuentra el Arco del Triunfo que Napoleón Bonaparte hizo levantar para conmemorar su triunfo e Imperio de Francia, el primero, como simbolismo de la antigua Roma Imperial.


PASEO NOCTURNO POR EL SENA EN BARCO

Muy recomendable es por 13 euros (8'5 euros si lo podéis pillar rebajado) darse un paseo nocturno por el sena a bordo de un barco turístico. La ciudad es incluso más bella con la iluminación nocturna.

Parlamento Francés

Notre Dame

Torre Eiffel en la noche


Y más al sur nos encontramos con Montparnasse, un barrio precioso y tranquilo alejado del barullo turístico del centro. Pastelerías, casas con encanto y la casa de Edouard Branly, creador de la telegrafía sin hilos (cuando internet parecía ciencia ficción, 1888-1890).

También, como no, la torre que toma el nombre del barrio, la Tour Montparnasse, de 210 metros de altura, construida entre el 1969 y el 1972. Rascacielos setentero por excelencia. A muchos les horroriza este rascacielos que lo califican de "mazacote", como ya hicieran en su época con la Torre Eiffel. Para mí, la Torre Montparnasse es símbolo del progreso de las capitales mundiales y exposición de su poder en el ideario capitalista del querer exponer su poder económico con grandes rascacielos siguiendo los patrones estéticos y estilísticos de cada época, como ya lo hiciera el Nueva York de los años 30 a 50 con su Art Decó, el Londres del 2000 con Norman Foster a la cabeza o la actual Dubai.
Bueno, ciertamente me horroriza el simbolismo capitalista de poder y ostentosidad opulente, pero veo tan magníficas y hermosas sus construcciones...

Si Montmartre es el barrio de los pintores, Montparnasse es el barrio de los escritores, de los poetas y novelistas de finales del siglo XIX y principios del XX. Zola, Degas, Samuel Beckett... se mezclaban con pintores que buscaban vender sus obras para poder alimentarse (y ahora sus obras se venden por millones de euros).

Tuve la mala suerte de no poder visitar el cementerio de Montparnasse, uno de los más ilustres en todo el mundo, pues albergan las tumbas de Charles Baudelaire, Jean-Paul Sartre, César Vallejo, Julio Cortázar y Samuel Beckett entre otros ilustres. Pero me queda pendiente junto al de Collioure, en el que se encuentra enterrado Antonio Machado.

Callejón en Montparnasse

Casa curiosa en Montparnasse

Jardines de Luxemburgo, enfrente del Senado de Francia

Senado de Francia
Torre Montparnasse
VERSALLES

Por último, alejado de París, a unos 35 minutos en tren al oeste de la capital, Versalles, con su castillo que Luis XIV hizo construir para trasladar la corte por miedo a las revueltas populares y las traiciones de algunos nobles.

Es uno de los conjuntos arquitectónicos monárquicos más importantes de Europa.
Por sus jardines María Antonieta jugueteaba a ser perseguida por Hans Axel van Fersen mientras su marido, Luis XVI se distraía en la fragua, alegoría viviente de Vulcano, Venus y Marte. (Esa reina que perdía la cabeza... y a todos traía de cabeza...).

El palacio cuenta con 700 estancias, 2.513 ventanas, 352 chimeneas, 67 escaleras, 483 espejos y una superficie de 67.121 metros cuadrados. María Antonieta y Luís XVI podían tardar varios días en encontrarse en el palacio.

El parque, en el que se encuentran los jardines del palacio, cuenta con 800 hectáreas de terreno, de las cuales 300 hectáreas son de bosque y 200 de jardines. Un gran canal de 24 hectáreas, el más grande de los 55 estanques de los que cuenta el palacio, etc., etc., etc.

Recomendable entrar por unos 8 euros a los jardines del Palacio de Versalles en domingo, cuando accionan las fuentes y por los jardines suena música barroca.


Entrada, con la capilla a la derecha

Detalle de la capilla

Lateral interior del palacio (un tercio del total)



Estanque con fuente en los jardines del palacio

Columnata en jardines del palacio



Y todo esto es terreno del palacio

Estanque, con fuentes y al fondo el Palacio








Y antes de acabar... la idea principal por la que decidimos ir a visitar París: "c'etait un rendez vous", un corto del 1976 de Claude Lelouch en el que muestra un trayecto a gran velocidad por París (algo temerario) a bordo de un Mercedes-Benz 450 SEL 6.9. Como no se ve en ningún momento el coche, le pusieron sonido de motor Ferrari para que el viaje pareciera a bordo de un ferrari a toda velocidad por la madrugada de las calles parisinas.

Snow Patrol se sirvió del video para su canción "Open your eyes", y esta es la versión del video que os voy a dejar. Todo empezó tras la visualización del video y acabó en un delicioso viaje saboreando los cafés frente al Sena, paseando por sus calles y visitando sus grandiosos monumentos, plazas y admirando la grandeza de sus construcciones, casas, museos... degustando deliciosas crepes, descansando en la hierba frente a la Torre Eiffel y navegando por el río en la noche de París, con sus luces y la gente haciendo picnic con, espero, buen vino y buena comida. Sintiendo la grandeza del Sacré Coeur en nuestras propias carnes, viendo todo tan real, con gatitos a un lado de la escalinata que sube a la basílica del Sacré Coeur en la cima de Montmartre y sintiendo el aire bohemio de sus calles. Viendo colas de "frikis" a punto de disfrutar de la final del Starcraft 2 y evitando que rumanas que se hacen pasar por sordo-mudas nos hicieran firmar para "donar" dinero a una causa inexistente. Pasando por mil puentes sobre el Sena, y por debajo de ellos en barco. Corriendo por los jardines en los que se divertían María Antonieta y von Fersen, bajo el calor del verano y las noches frescas (lo justo de frescas). Desayunos con mí diamante, Ella, mi amor. Bocadillos a la intemperie y el cielo despejado. El Champion de aliado, pero qué raros son estos franceses... Algunos viajes en metro, "miromení" y "salasagh" y las colas que no debimos hacer en el Palacio de Versalles y el aeropuerto de Beauvais. Millones de besos en sus calles. Y todo empezó tras ver este video:


Fin... (continuará).

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