jueves, 4 de junio de 2015

Ficciones (11): La clave, una difícil elección.

El día en la playa me hizo ver muchas cosas, cosas que hasta ahora desconocía o pasaba por alto... como si no tuvieran importancia o no fueran a ser trascendentes para el devenir de mi vida. No obstante las tenían.

Se trataba de esta serie de nuevos ascensos para las plazas de los cargos libres. Coordinador de grupo y supervisor de edición. El primer cargo fue muy merecidamente concedido a Víctor... el segundo no sé bien cómo aún a Angie.
Cabe decir que yo soy mucho más apta para ese cargo, pero nada... se lo han dado a esa boba de Angie que poca idea tiene de cómo llevar un grupo. Pues ya se lo encontrará cuando tíos como Pedro le den la espalda porque vaya a su bola, o tías como yo, con mi carácter y carisma nos neguemos a seguir las directrices de una novata apavada.

Sí, como digo, fue en la playa donde vi claramente como esa trepa se dejaba seducir por los encantos de Víctor. Es más, no dejaba de irle detrás todo el rato, con preguntas estúpidas... ¿y qué clase de preguntas puede hacer una niñata pava como ella?
Claro... Víctor es hombre, es débil, y ella es joven. Pues no se ha dado cuenta de las intenciones de la niñata que de inocente no tiene nada y se ha dejado embaucar.
¡**der! Yo flipo con lo simple y básicos que llegan a ser los hombres. Yo puedo darle mucho más a Víctor que lo que pueda darle en toda su vida esa Angie.

Pero lo que más me molesta es que vaya a ocupar el puesto que yo me merezco.
No me queda otra que aliarme con Víctor, expulsar a Pedro, y de algún modo engatusarlo y llevármelo a mi terreno para que vea lo niñata que es Angie. Yo puedo con ella, y lo voy a conseguir. Soy mucho más que ella.

En otra ocasión no habría despilfarrado tanta palabrería para explicar mi estado de rabia, pero esto ha sido la gota que ha colmado el vaso.
Lo único que me reconforta un poco es el segundo plano que ha adquirido Butler.

En fin, está claro que Angie y Víctor deben andar liados. Pero yo puedo hacer y deshacer a mi gusto. Siempre he podido y esta vez no va a ser diferente.

Sí, aquellos días estaba irritada, pero para nada irritable, al contrario, sopesaba cada oportunidad de hacer y deshacer a mi gusto al milímetro. Y así fue como lié a Víctor para que me confesara.
- Es una cría de 25. ¿Tanto te molesta que juguetee con una chica 17 años menor que yo? eso me hace sentir joven de nuevo. ¿Acaso tú no lo harías?- Me confesó el desgraciado.
- Cualquier chaval de 25 es más hombre que tú. Así que antes que contigo estaría con cualquier otro chaval, está claro.-
- ¿Con Butler, por ejemplo?-
- Buen ejemplo. ¿Lo ves más hombre que tú?-
- Me remito a tus palabras.-
- ¿Es que quizá no te atreves con las de tu edad?-
- Sigues teniendo un año menos que yo.-
- No seas necio. Sabes de qué te estoy hablando.-
- Mira, Mar, sí, sé de qué me hablas, y ahora mismo estoy estupendamente. Gracias. Deja tu propuesta en mi buzón y cuando tenga tiempo la leeré.-
- ¡Qué te den por c*** pedazo de **** de la gran ****!-
- Vaya... y yo creyéndome menos hombre que niños como Butler. ¿No me digas que también has soñado conmigo alguna noche?-
- ¿Te crees muy poderoso, muy hombre, muy todo, no?-
- ¿Creerme? Me lo creía antes de llegar a serlo, sí.-

Le pegué un sonoro guantazo y me largué de allí tan ancha. Entonces desvié la mirada y vi a Pedro... no me salió pensar en él como Butler, sino como Pedro.
Lo vi cabizbajo, pensativo y a la vez con la mirada perdida, absorto en la pantalla de su ordenador.
Me dieron ganas de preguntarle qué le pasaba. Me dieron ganas de hacerle salvajemente cosas... Pero no iba a ser justo para nadie. No sé qué impulso bondadoso me llevó a actuar de aquella manera, pero en vez de aprovecharme de la situación y darle la vuelta a todo, vengándome de Víctor, sintiéndome yo también rejuvenecida y poderosa... preferí no enmarranar nada y seguir mi camino.

No sé qué se proponía Víctor, pero estaba consiguiendo que me encontrara desagusto en aquel lugar. A él lo habían ascendido, así que el "o él o yo" ya no iba a funcionar. Tenía claro que iba a ser yo, así que en los siguientes días pensaría la mejor forma de despedirme de toda la plantilla y largarme, quién sabe a dónde, pero lejos de todo aquello. Y que se coma a Víctor quien quiera.

Mar: Loutherbourg Naufrage

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